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Se nos hace de gran importancia reflexionar un poco sobre cual es la función actual del docente, la cual debe dejar de ser como aquella tradicional en la que el respeto y la admiración se ganaban por la cantidad de poder que el profesor tenía sobre un grupo; debe ser la de un aprendiz constante de sus propios errores y un practicante aún más aguerrido de sus aciertos. De invitar a otros e invitarse a él mismo a que cada día potencialice sus cualidades y corrijan sus defectos, esto quizá debe empezar no como docente sino como ser humano para después poder enfrentarse al rol docente que se toma diariamente. El profesor debe ser una persona que tenga la vocación de enseñar y no sea egoísta, para así poder dedicarse por completo a los otros y dejar que le extraigan hasta la última gota de conocimiento (experiencias profesionales y personales), ser accesible a esos llamados de aprendizaje en ambas direcciones.
Equipo de Oswaldo, Blanca, Dalia, Ysmelda, Rosa, Yenny Rivero y Rhona